viernes, 7 de diciembre de 2012

Entrevista a Mauricio Beuchot

Mauricio Beuchot presenta nuevo libro:
"La hermenéutica y su destino analógico"
Editorial
CÍRCULO HERMENÉUTICO
"Serie Pensamiento Analógico"
ISBN.: 978-987-28635-1-7

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LA HERMENÉUTICA
HA LLEGADO A SU DESTINO

Por: José Luis Jerez

El filósofo Mauricio Beuchot presenta su nuevo libro: La hermenéutica y su destino analógico. En esta breve entrevista, el autor responde a algunos temas planteados en el mismo; libro que despliega –entre varias cuestiones– la larga marcha de la hermenéutica hacia la incorporación del concepto de analogía.

    

            Señor Beuchot, es muy sugestivo, a la vez que desafiante el título de su nuevo libro: La hermenéutica y su destino analógico, pues el mismo indica el lugar –ese espacio específico de apertura y limitación, podemos decir– al cual, finalmente la hermenéutica habría de arribar. Aquí estamos entonces, atentos a la espera de su nuevo libro que nos abre reflexivamente, a esta postura o posición analógica, en la cual la hermenéutica ha de darse en profundidad.

¿Qué nos diría sobre el título de su libro: La hermenéutica y su destino analógico?

Yo creo que es un intento de abrir un camino entre los senderos, ya muy trillados, de la hermenéutica que podemos llamar unívoca, por su cerrazón, y la hermenéutica equívoca, desmesuradamente abierta. La primera es rigurosa, como lo vemos en algunos sectores de la filosofía analítica, pero inalcanzable en el ámbito de las humanidades. Y la segunda es abierta, pero demasiado vaga o ambigua, le falta seriedad, como lo vemos en varios autores de la filosofía posmoderna. El libro plantea el proyecto y la empresa de construir una hermenéutica que evite esos extremos con sus desventajas.

¿Cómo definiría usted este nuevo lugar, analógico, para una hermenéutica del presente?

Así como la posmodernidad fue una reacción contra la modernidad, por el cansancio del paradigma univocista, en la actualidad ya necesitamos reaccionar contra tanta equivocidad como cundió en el ala posmoderna. No se puede decir que todo filósofo posmoderno sea equivocista, pero se ha difundido mucho esta postura exagerada. Por eso la filosofía del presente nos está pidiendo una postura intermedia y mediadora, que nos dé la posibilidad de interpretar con apertura pero con exigencia de seriedad.

Según las respuestas que usted ofrece, tanto a Gianni Vattimo, como a Ambrosio Velasco Gómez, ¿cuáles son esos puntos en que la hermenéutica analógica –tal como usted lo indica en su libro– deben ser profundizados?

Me parece que en el campo de la hermenéutica analógica se deben profundizar los aspectos teóricos, por ejemplo, la noción de texto y de contexto, la idea de superar el círculo interpretativo, y otros; pero también examinar aplicaciones prácticas que pueden ser muy interesantes, pues ya se ha aplicado a varios terrenos, por ejemplo la filosofía, la literatura, el psicoanálisis, la pedagogía y otros, pero falta mucho trabajo por hacer.

Encuentra usted –el contenido del libro lo refleja– una necesidad de ir más allá, de llegar mucho más lejos que cualquier metodología o sistema filosófico, confinándose a reflexiones de tipo axiológicas para nuestro tiempo presente, como por ejemplo: el obrar con desinterés, la gratuidad, el sentimiento oblativo, capacidades o disposiciones que usted encuentra bastante apagadas en las personas. Quisiera preguntarle, ¿cómo es que llega a reflexionar sobre estos puntos desde un enfoque hermenéutico, de carácter analógico?

La misma situación de América Latina me lo ha enseñado, porque todo eso se necesita en la filosofía que hacemos acá, por la situación de nuestros países. Una hermenéutica analógica tiene raíces en la historia de la filosofía latinoamericana, desde los pueblos indígenas, luego en la filosofía virreinal, hasta llegar a nuestros tiempos. Pero también falta hacerla que responda a cuestiones de nuestro presente y aun de nuestro futuro.

Y, continuando con la línea de la pregunta anterior, dice usted en el libro que hay problemas que son perennes al interrogar de la humanidad. Se refiere muy acertadamente al “sentido de la vida”. ¿Cómo responde a esta pregunta desde una hermenéutica analógica?, ¿Cómo lo expone en su libro?

Hay preguntas, como la que inquiere acerca del ser, que son perennes, por más que muchos se esfuercen en callarlas. Así es la del sentido de la vida. Para una hermenéutica analógica dicho sentido no puede ser otro sino el afecto, el amor, que tiene muchísimas manifestaciones. El mismo Epicuro, aunque era tan hedonista, ponía como el placer supremo el de la amistad.

Asimismo, enfoca su atención en el problema de la educación; de la pedagogía, por cierto, un asunto muy discutido en nuestra actualidad. ¿Cuáles son los aportes que la analogía hace a este ámbito de formación?  

Una pedagogía unívoca es impositiva, acartonada, demasiado técnica. No que estén mal las técnicas, pero hemos hecho una tecnocracia en la educación. Una pedagogía equívoca es demasiado condescendiente, tampoco es lo mejor para aprender. En cambio, una pedagogía analógica es abierta pero exigente; en lugar de estar basada en la techne o técnica, lo está en la phrónesis o prudencia. Y eso es mejor, es más humano.

Y para concluir con esta breve entrevista, la cual expone algunos temas tratados en su nuevo libro: La hermenéutica y su destino analógico, hay un punto específico sobre el cual quisiera que usted nos deje una breve reflexión. En los últimos tiempos, ha comenzado a resurgir, en el ámbito de la filosofía, la necesidad de volver –si es que alguna vez nos hemos alejado de ella–, a la ontología, a la metafísica, para un pensamiento, y una experiencia en nuestra actualidad. ¿Qué nos dice al respecto?

La hermenéutica analógica acepta la ontología. La tiene como acompañante. Claro que una ontología analógica también, no unívoca (como la de la modernidad) ni tampoco equívoca (como la de la posmodernidad). Trata de colaborar en un giro ontológico, que necesitamos mucho, después del giro lingüístico de la filosofía (pero que ya está agotado).





Consultas:

Editorial CÍRCULO HERMENÉUTICO
José Luis Jerez
Director y editor responsable
Provincia del Neuquén (8300)



  




jueves, 6 de diciembre de 2012

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